Jardín Terapéutico Kamuna
«Burundi, nyina w’ubutwari, abana bawe bararamura amaso, barondera mu kirere, isezerano ry’ejo hazaza heza.»
“Burundi, madre valiente, tus hijos alzan la vista, buscando en el horizonte, la promesa de un futuro mejor”
Roland Rugero
A.LU.MA-Burundi es una organización sin fines de lucro creada originalmente para apoyar la lucha contra la malaria, uno de los principales problemas sanitarios de Burundi, país con altos índices de vulnerabilidad social y conflictividad ubicado en el centro-este de África. Tras la crisis política del país en 2015, aumentó considerablemente la tasa de desempleo en la población y el consumo problemático de drogas, afectando principalmente a adultos jóvenes de los barrios pobres de las zonas urbanas, por lo que la organización decidió desde 2017 involucrarse en la rehabilitación y reinserción de personas con problemas de adicción.
En 2019, A.LU.MA- Burundi se propuso construir un centro de rehabilitación en un terreno ubicado en Kamuna, localidad cercana al poblado de Cakuzo, al norte de país, para poder hacer un trabajo de recuperación y reinserción en un entorno rural, formando un centro comunitario donde profesionales y personas de la comunidad local ayuden en el el proceso de rehabilitación.
A partir de la experiencia en terapias de salud con la naturaleza en los proyectos de Jardines Sanadores que ha desarrollado Fundación Cosmos, se generó un convenio buscando traspasar conocimientos para que la naturaleza sea un aliado en la rehabilitación y reinserción de los pacientes y residentes de este centro africano.
El poder de la colaboración
El diseño del nuevo centro de rehabilitación en Kamuna, está en manos de un equipo multidisciplinario e internacional en el que participa el grupo Itinérances architecture (colectivo de arquitectos europeos interesado en cuestiones sociales, medioambientales, sostenibilidad y autoconstrucción), un equipo local conformado por ex políticos, reconocidos ingenieros, trabajadores sociales y periodistas, y Fundación Cosmos, aportando la experiencia en el diseño de Jardines Sanadores.
A través de un desafiante trabajo internacional, intercultural e interdisciplinario, hemos logrado una fluida colaboración telemática, traspasando herramientas y capacitaciones para diseñar juntos las áreas del recinto, logrando un plan maestro de áreas naturales para apoyar la rehabilitación y reinserción de sus residentes.
Jardines para el encuentro y la rehabilitación
A partir de un proceso de diagnóstico territorial, clínico y social, y a través de actividades de diseño participativo junto a la comunidad local, personal médico, pacientes y funcionarios, se diseñó un plan maestro de áreas naturales con el objetivo de crear espacios para la integración entre la comunidad y los pacientes, potenciar el jardín como una plataforma de reinserción, crear espacios para aprender oficios locales, habilitar la terapia a través de la horticultura, promover actividades sociales, y crear espacios de descanso, contemplación y distracción.
“Creo que será un área favorable para los pacientes, en primer lugar porque está lejos de Bujumbura y por lo tanto de los mercados de productos tóxicos. El entorno natural también proporcionará muchos beneficios para los pacientes”
Opinión recogida del proceso de diagnóstico social
Para la etapa de diagnóstico, se utilizaron las técnicas tradicionales de Fundación Cosmos, pero adaptadas a este nuevo contexto cultural. Con el objetivo de dotar al proyecto de identidad cultural y atmósfera local, recurrimos a actividades participativas como el “Panel de Favoritos”, a través del cual pudimos distinguir las preferencias de las comunidades sobre los paisajes, materiales, formas y elementos culturales a destacar. A través de una cartografía participativa, entendimos cuáles de estos espacios eran más públicos y cuales requerían algún tipo de cerramiento, así como también su ubicación en el terreno.
En base a estos resultados, se diseñaron 9 áreas de diferentes usos en 4.900 m2, priorizando técnicas tradicionales de construcción, como el uso de bamboo y ladrillo, y simulando la estrategia de construcción de paisaje en ladera de cerro, forma tradicional de vida en el territorio, incorporando la estructura de organización de las aldeas de comunidades nativas.
La paleta vegetal se basó en el estudio de componentes de construcción con especies paisajísticas, incluyendo árboles sagrados para espacios de relajación, especies enredaderas que van conformando muros vegetales modificables, y el uso de bamboo y papiro para construir sombreaderos con formas inspiradas en la cestería tradicional burundés, que se desarrolla específicamente en este centro.
La zonificación del plan maestro transita entre espacios públicos para vincularse con la comunidad local y compartir el conocimiento de oficios; áreas intermedias en donde participan activamente los pacientes y familiares, como zonas de espera, áreas de deportivas y zonas de terapia; y espacios restringidos y privados donde están los dormitorios de pacientes y funcionarios que necesitan jardines y espacios más contenidos y aislados.
El sitio del nuevo centro, ofrece un entorno tranquilo y alejado de los mercados de drogas, facilitando la recuperación, y este plan maestro de áreas naturales busca potenciar las características naturales de este territorio, estimulando un sentido de comunidad y proporcionando espacios íntimos para los residentes, ofreciendo un entorno integral y sostenible para la rehabilitación y reintegración de personas afectadas por el consumo problemático de drogas en Burundi.
Sobre Burundi
La República de Burundi se encuentra en la región de los grandes lagos, en el centro-este de África. Su paisaje está configurado por una altiplanicie que surcan varios ríos en un clima tropical de montaña. A pesar del pequeño tamaño del país, el terreno, el clima y la ecología de Burundi se caracterizan por una notable diversidad, que incluye especies emblemáticas en riesgo de extinción local o global como el chimpancé oriental, el leopardo y el hipopótamo de vientre blanco.
El país es habitado por alrededor de 13 millones de personas dedicadas principalmente a actividades agrícolas, siendo el café y el té, sus principales productos de exportación. Una de sus más llamativas expresiones culturales son los tambores, los cuales desempeñan un papel casi espiritual para su cultura, formando parte de ceremonias de nacimiento y funerales. La danza ritual del tambor de Burundi fue incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
Desde hace más de cinco siglos, el país atraviesa una constante tensión política y social derivada de conflictos entre sus dos principales pueblos: los hutus y los tutsis, lo que ha provocado golpes de estado, guerras y genocidios, generando condiciones de vida inferiores a la media del África Subsahariana, con altos índices de pobreza, malnutrición, pandemias sanitarias de VIH/SIDA y malaria, y consumo problemático de drogas, entre otros.