Las Últimas Noticias | Nacen los primeros polluelos de pilpilén en cinco años en el humedal Río Maipo
- Publicado el 09.07.2022
- Escrito por Angel Fondon
En el parque construyeron cercos para proteger los nidos de los zorros y perros vagos, sus principales amenazas.
Aunque nacieron a fines del verano, en el Parque Humedal Río Maipo prefirieron esperar a que sus tres primeras crías del Pilpilén Común estuvieran un poco más crecidas antes de dar a conocer la noticia. ‘Los polluelos demoran 45 días en empezar a volar. Antes de eso están bajo el cuidado de sus padres y son muy vulnerables para las aves rapaces de la zona, como el Cernícalo, el Bailarín y el Nuco, y por supuesto para el Zorro. Todos ellos los atacan de noche’, explica Nicole Morales.
Nicole es una de los cuatro guardaparques de este humedal, declarado santuario de la naturaleza en el 2018 por la Municipalidad de Santo Domingo, y administrado por la Fundación Cosmos. Son 60 hectáreas de parque ubicadas en la desembocadura del río Maipo, al lado del puerto de San Antonio, donde conviven 180 especies de ave residentes y migratorias junto con ejemplares de zorros chilla.
‘No hay demasiada información acerca de estas 180 especies y por eso es tan importante el trabajo de los guardaparques’, destaca Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos. ‘Nos focalizamos en el Pilpilén porque es una especie amenazada dentro de nuestro ecosistema. Por alguna razón que estamos investigando, hace cinco años esta ave no lograba reproducirse en la ribera sur del río Maipo’, agrega.
Ensayo y error
El camino para lograr que los pilpilenes se reprodujeran no ha sido fácil. ‘Hemos ido aprendiendo con pruebas de ensayo y error. Fuimos descubriendo y aislando los factores que durante cinco años impidieron que nacieran polluelos’, cuenta Urrejola.
El director ejecutivo del parque enumera los focos donde comenzaron a trabajar: ‘Cuando llegamos era más fácil ver vacas que aves. Con cercos dejamos fuera el ganado e impedimos el paso de autos a las playas. Había un mundo de kitesurf, que son muy nocivos para las aves, y los excluimos. Hemos ido educando a los pescadores para que no dejen sus residuos’.
A ello se suma la proximidad con el puerto de San Antonio. Las grúas se ven de fondo en el paisaje del parque, mientras que el ruido de las bocinas de los barcos interrumpe el canto de las aves. Aún así, dice, que la mayor amenaza para los pilpilenes es otro que a simple vista pareciera inofensivo.
‘Los perros de vida libre son una gran problema para las aves: se comen los huevos y crías, persiguen a las aves. Ha sido un trabajo de educar también a la comunidad para que entiendan que no pueden venir a pasear con sus perros, que tampoco los pueden dejar que vaguen solos sin control’, especifica.
Nidos con cercos
Hace dos años, el humedal dio un nuevo paso en el trabajo de preservación del pilpilén. Con el apoyo de la municipalidad de Santo Domingo, el Programa Huella del Banco Santander, PiCparks y la Red de Observadores de Aves de Chile, se abocaron a la tarea de proteger sus nidos.
‘Los zorros también son una amenaza importante, pero no los podemos sacar porque es su hábitat natural y sería una intromisión. Después de varios ensayos y error generamos un cerco mucho que abarca hasta tres nidos y los pilpilenes tienen el espacio suficiente para poder aterrizar y emprender vuelo. Los palitos están protegidos con mallas y están enterrados lo suficiente para que los zorros no puedan excavar ni tampoco saltar’, detalla Urrejola.
En forma paralela iniciaron un proceso de anillamiento a las aves. ‘Les ponemos unos anillos en las patas con números, que permiten tener una noción de por dónde se mueven y qué hacen. Los pilpilenes son territoriales. Arman pareja y anidan en la playa, pero necesitan tres metros de espacio con otros nidos. Presumimos que hay una migración entre los humedales cercanos’, suma.
Asimismo, comenzaron a controlar el desplazamiento de los zorros. ‘Les pusimos collares con radio telemetría, que emite una señal que es captada por una radio y nos permite detectar su ubicación. Eso nos ha permitido descubrir que en la época reproductiva de los pilpilenes, entre septiembre y marzo, los zorros bajan a la playa durante la noche buscando los nidos, mientras que en el día recorren otros lugares del parque y sus alrededores’, indica.
Con estos tres primeros nacimientos, Urrejola cree que el proyecto de preservación de la especie está funcionando. ‘En un ecosistema sano el equilibrio está entre la gran masa de nacimientos versus los depredadores’, plantea para reforzar la importancia de que se sigan reproduciendo.
‘El pilpilén vive entre 20 y 30 años. Al ser un ave bastante longeva se han demorado en darle una categoría de conservación más urgente, por lo que el declive de la población se verá cuando ya no queden muchos individuos vivos. Lo que se ha logrado en este parque es esperanzador’, observa Nicole Morales.