Jardín Terapéutico Hogar del Pequeño Cottolengo
“A través de la naturaleza y en conjunto con comunidades organizadas y decididas es posible resignificar un dolor, transformarlo en algo más grande y trascendental, me siento muy honrada de poder admirar ese proceso”
Valentina Schmidt, arquitecta encargada del proyecto
El Pequeño Cottolengo de Santiago, ubicado en la comuna de Cerrillos, comenzó a funcionar el año 1970, y actualmente acoge a más de 340 niñas, niños y adultos con discapacidad intelectual severa y profunda, pertenecientes a sectores de alta vulnerabilidad social. Uno de los objetivos de la institución es promover la dignidad de estas personas –que en su mayoría han sido abandonadas– a través de su asistencia, cuidado y educación.
El recinto cuenta con varias áreas verdes a disposición de sus residentes, muchas de ellas con gran potencial para convertirse en jardines sanadores o terapéuticos que sirvan de apoyo y complemento a las terapias de los pacientes, y contribuyan significativamente a mejorar su calidad de vida.
Enfocados en ese desafío, junto a Fundación Ilumina, Fundación Inspira y al Pequeño Cottolengo, integramos una alianza de cooperación, comprometiéndonos cada institución a gestionar y coordinar los recursos necesarios para habilitar los jardines del recinto, en base a un diseño de paisaje e infraestructura que facilita el desarrollo de actividades terapéuticas, de estimulación multisensorial y recreación.
Frente a esto, es que se generó una primera experiencia en el año 2015, donde se construyó un jardín sanador para los niños y niñas del Pequeño Cottolengo. Posteriormente, se trabajó en uno enfocado en los adultos del recinto, con el objetivo de direccionar el proceso de sanación a través del espacio y el tiempo.
En una tercera etapa se diseñó y construyó un huerto terapéutico, el cual potencia actividades motoras, físicas y cognitivas de los diferentes residentes de esta institución. El huerto accesible ha permitido aumentar el nivel de concentración, el equilibrio emocional y el compañerismo entre los residentes, que ya disfrutan comer alimentos cultivados por sus propias manos.